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EDUCACIÓN Y PREVENCIÓN

Publicado por daniel 01/04/2011 21:39 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

La educación vial

Las señales de tránsito mejoran la convivencia y la seguridad en la vía pública. Para que los niños las acepten y aprendan, se requiere del ejemplo de los adultos y especialmente de sus padres.

 

Por desgracia las estadísticas de accidentes viales muestran que muchas de sus víctimas son niños, principalmente al cruzar las calles, por no llevar las sillas protectoras en los automóviles, por ir en la parte delantera del coche sin utilizar el cinturón de seguridad y, en muchos casos, porque el transporte colectivo no presenta el mínimo de elementos de protección para los pasajeros y los pequeños pueden ser los más vulnerables.

 

La mayoría de los países, especialmente los que envidiamos por su tránsito fluido y ordenado, tienen programas extensos de educación vial que se promueven entre los niños, desde muy tempranas edades.

 

Si bien la educación vial no exime de tener un accidente o contratiempo de tránsito, al menos garantiza que se está formando una cultura de la circulación, que a mediano y largo plazo redunde en beneficios de convivencia y en un ambiente más seguro para niños y jóvenes.

 

La educación vial transmite las principales normas del reglamento de tránsito, que incluyen derechos y obligaciones para peatones y personas que viajan en vehículos privados o públicos. Se trata de armonizar las necesidades de todos para circular e incluso regular el sonido de claxon para personas que están en sus hogares u hospitales, logrando la convivencia de todos.

 

En ciudades grandes como la de México hay un evidente contraste entre la enorme circulación de vehículos, las distancias que recorren las personas para ir a su trabajo o escuela, las horas que se viven dentro de un transporte -ya sea particular o colectivo- y la poca educación vial que recibe la población, incluso de los que tramitan su licencia de manejo.

 

Esta labor educativa debe empezar desde el hogar, por lo que un programa de educación vial y acciones encaminadas a la prevención de accidentes debe comenzar por involucrar a los padres.

 

La cultura vial de los padres

Muchos padres deberíamos ponernos como semáforos en alto cuando hablamos de transmitir a nuestros hijos medidas mínimas de seguridad. Por ejemplo, al transitar por la ciudad, ¿cuántos de nosotros realmente cumplimos con las reglas? Se sabe que los niños aprenden con el ejemplo.

 

Algunos hemos adoptado la cómoda postura de que la educación vial se conoce con el transcurrir del tiempo, como si fuera una herencia que se transmite por los genes o tal vez por ciencia infusa, pero estamos equivocados.

Como la mayor parte de las enseñanzas a nuestros hijos, ésta se transmite a través del ejemplo, de ahí la importancia de implicarnos realmente en el conocimiento de las señales, razonarlas buscando su por qué y para qué, y estar al tanto de los cambios, ya que el propio reglamento suele modificarse de vez en cuando.

Que podemos hacer?

El primer objetivo de la educación vial es proteger la vida y la integridad física de las personas. Afortunadamente son muchas las cosas que podemos hacer para empezar a transmitir la cultura vial, evitando accidentes.

En muchas escuelas existen asociaciones de padres que han iniciado programas que coadyuvan a la educación vial y cada mañana hacen guardias en determinadas esquinas para que los automovilistas respeten a los niños que van a la escuela. Así, en forma ordenada, los dejan pasar y cruzar por calles que generalmente están congestionadas.

En cambio, en otras tanto los padres incumplen las reglas parándose hasta en tercera y cuarta fila y los chicos adolescentes salen a la calle sin ninguna precaución. Ambos ejemplos requieren de una reflexión de los padres sobre el ejemplo que dan y las acciones que permiten.

El reglamento de tránsito es casi desconocido para la mayoría: un buen principio es conseguirlo y leer algunas de las reglas que se considere pueden servir a los pequeños para identificarlas mientras circulan y observan a peatones, autos y camiones.

Enseñar a los niños desde que son muy pequeños a distinguir las señales de tránsito, a identificarlas, comprender su significado y sobre todo por qué deben obedecerse, puede ser incluso una actividad sencilla y lúdica, especialmente cuando los padres participan con sus niños, ya sea porque los llevan a la escuela caminando, en vehículos particulares o en transporte colectivo.

Mientras se desplazan pueden jugar a descubrir e identificar qué señales se encuentran durante la ruta, preguntar al niño en qué momento se puede cruzar y mostrarle por qué es propicio o por qué no.

 

 

Un programa de educación vial debe estar adaptado a las necesidades del lugar donde se vive y a los peligros a los que está expuesto el pequeño: no es lo mismo vivir en una gran urbe, con muchas calles de diferente flujo de tránsito; en un pueblo donde la calle principal es la carretera y los coches circulan a grandes velocidades; o en una pequeña ciudad o colonia, donde el tráfico no es tan intenso.

Aunque hay convencionalismos que se deben aceptar -por ejemplo, el color rojo indica que debemos detenernos y con el verde seguir-, hay otras señales que tienen un aspecto simbólico que el niño pequeño puede comprender e integrar a sus conocimientos: identificar la señal que indica que hay una escuela cerca o que puede haber niños jugando, son señales que el pequeño preescolar está facultado para aprender y disfrutará identificándolas cuando va por la calle.

Se puede aprovechar que muchos libros de texto incluyen temas relacionados con algunas de los señales de tránsito; y especialmente el funcionamiento del semáforo, las señales preventivas que avisan que hay una escuela cerca o un paso de peatones.

En muchas ciudades existen parques recreativos de educación vial, donde el niño aprende gustoso y le dejan la enseñanza de que el cumplimiento de las señales favorece la convivencia y transitar con seguridad, claro, si todos nos esforzamos en cumplir las reglas.

Aspectos psicopedagógicos asociados a la educación vial

Para transitar un niño solo por la ciudad requiere de la maduración de su sistema nervioso. La percepción debe formarse y entrenarse, para aprender a calcular las velocidades de los autos, las distancias y los lugares más seguros para poder cruzar. La educación vial implica la comprensión de símbolos y la traducción de éstos en hechos y acciones, por lo que su aprendizaje debe hacerse en forma gradual y conforme el pequeño sea capaz de integrar símbolo y significado con la acción correspondiente.

Conocer las distintas señales de tránsito e identificar cuáles son restrictivas, preventivas e informativas ayudan a discriminar figuras y colores, recordando los símbolos y sus significados.

Conocer un reglamento y cumplirlo es un aprendizaje que requiere de una actitud y una disposición amigable, que debe transmitirse a los niños junto con las reglas.

La educación vial no es un aprendizaje sin sentido; no se trata de cumplir por cumplir las reglas, sino que tienen un por qué y un para qué. El niño debe comprenderlo y asimilarlo para darle un sentido al deber de obedecerlas.

 

Las reglas de tránsito promueven la convivencia y el respeto por los derechos de los demás.

El conocimiento de las reglas trae implícita la recompensa de acceder a un lenguaje y a un comportamiento adulto.

La educación vial tiene aspectos lúdicos y puede ser una actividad muy completa para los niños en edad preescolar: ellos disfrutan haciendo sus semáforos, dibujando y creando sus propias señales, representando a un agente de tránsito y a los peatones, mientras otros usan sus triciclos y bicicletas y corrigen entre ellos mismos a los que no cumplen las normas.

FUENTE:      Se piensa

http://sepiensa.org.mx/contenidos/2006/f_educavial/educaVial_3.htm


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
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