COLOMBIA

Medios, docentes, productores y padres de familia buscan que no se promueva el consumo de alcohol entre los menores de 18 años, porque atenta contra su desarrollo.

Hay que ser claro al respecto. El trago antes de los 18 años mata. Y mata porque lentamente deja unas secuelas que con el tiempo complicarán la salud y las capacidades neuronales del bebedor, que muy pronto terminará siendo un paciente habitual del sistema sanitario.

Así que el trago también mata a largo plazo. Y en no pocas ocasiones es la puerta de entrada, no sólo al cigarrillo, sino a las sustancias sicotrópicas. De festivo y eufórico, el trago no tiene más que el ratico de inconsciencia. Lo peor no es el guayabo; la pérdida de los estribos por cuenta de la embriaguez puede derivar en hechos lamentables.

Enlagunados

En todo caso el trago, en Colombia, parece estar ganándole la partida a las preocupadas familias que ven cómo sus hijos se ‘enlagunan' con frecuencia. Recientes cifras del Ministerio de Protección Social dicen que el 76 por ciento de menores de 18 años han consumido alcohol alguna vez en su vida, y el 51 por ciento lo ha hecho en el último mes.

No pocos padres de familia que acuden con sus hijos a consultas psicológicas, cuentan, por ejemplo, cómo sus hijos, antes de cumplir los 15, se perdían con los amigos y luego detectaban que sufrían de olvidos hasta que la tomadera era cosa de dos o tres días a la semana.

Don Carlos, por ejemplo, reaccionó frente a las continuas resacas y cambios de comportamiento de su hijo. Se fue con él al psicólogo y la conclusión fue que, hasta cierto punto, el hijo había adoptado el patrón de consumo de su padre, que sin ser un beodo, a veces se pasaba de chispa.

Preocupada por su responsabilidad social frente al fenómeno cada vez mayor de la niñez y la adolescencia ahogadas en licor, la compañía Bavaria, propiedad de la multinacional SabMiller, viene difundiendo campañas de prevención dirigidas a los padres de familia. Bajo el eslogan "Antes de que el alcohol hable con sus hijos, primero hágalo usted", la cervecera, en cabeza de su presidente, Karl Lipper, sostiene que "las bebidas alcohólicas no son para todo el mundo, ni en todo momento, ni en cualquier lugar".

En consecuencia, Lipper, en su cartilla digital a favor de un consumo responsable y moderado, dice que "la prevención es tarea de todos: papás, mamás, educadores, vendedores, autoridades medios de comunicación, ONG, gremios y organizaciones cívicas".

Cartas en el asunto

Y prosigue: "también se ha comprobado que quienes toman alcohol antes de los 18 años, corren mayores riesgos de crear un patrón de consumo irresponsable que persiste en la adultez". La advertencia la confirma la docente Anny de Acevedo, para quien "la comunidad educativa del país debe tomar cartas en el asunto con el objeto de llamar a los papás y contarles cuál es el comportamiento de sus hijos en el colegio".

Si los profesores, anota la educadora, "detectan señales como mal aliento, baja en el rendimiento académico, cambios bruscos de la conducta, somnolencia u oyen que los compañeros cuentan que el niño o el muchacho es el payaso de las fiestas y hace locuras, su obligación es dar aviso a los padres para que de inmediato corrijan la situación".

Por otro lado, el sociólogo Jairo Patiño aduce que el consumo de alcohol es auspiciado por los medios de comunicación, la publicidad y la presión del entorno. A su juicio, "en este país, no hay éxito ni tristeza que no ‘celebremos' con trago. El trago se asocia con la extroversión, las relaciones interpersonales y hasta el sexo.

Ese es el ejemplo que reciben los menores y adolescentes que imitan lo que hacen sus mayores, quienes son incapaces de asumir la vida sin un aguardiente de por medio".

Para la psicóloga Alba Lucía Tobar, la mejor manera de prevenir que los hijos se vuelvan alcohólicos es "hablarles a los niños sobre las dificultades de la vida, de la manera de enfrentar los fracasos, de lo bueno que resulta estar alegre sin necesidad de perder el control, tomar referencias de la televisión, de la calle, de la familia para que sepan las consecuencias que acarrea el consumo de licor.

Y siempre alentar la discusión, el arte y el deporte". Pero el mejor antídoto es el ejemplo en casa. Si se bebe con tranquilidad, la botella no es la estrella de las reuniones y jamás se le da un trago a los menores, el alcohol no causará estragos.

Cómo hablar con los niños sobre alcohol

Calma, argumentos, firmeza y buena disposición son clave para abordar con sus hijos el espinoso tema.

De 8 a 11 años. Sea firme.

No porque beba o haya bebido siendo menor de 18 años sus hijos deben hacerlo. En una fiesta familiar su hijo puede pedirle que le permita experimentar con la bebida. No lo permita, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia. Explique claramente los daños que el consumo de alcohol puede tener en los menores. Señale los aspectos negativos que provoca el trago en su apariencia, el oso que pueden hacer al no tener control sobre sí mismos. Como adulto no tome alcohol en fiestas de menores. Y en fiestas de adultos es mejor que no haya menores.

De 12 a 14 años. En estas edades los hijos ponen a prueba la autoridad de sus padres.

Sepa qué hacen sus hijos cuando están fuera de casa. No olvide que sus hijos, a pesar de su rebeldía, siguen confiando en su palabra y opiniones. Entonces , reitéreles el hecho de que el consumo de alcohol es nocivo para ellos. Además de ser inconveniente para esta etapa de la vida e ilegal para los menores de edad. Tenga paciencia y responda a cuanta pregunta le hagan sus hijos sobre el tema de las bebidas embriagantes. Explique por qué el trago afecta el desarrollo fisiológico de los menores.

De los 15 a la mayoría de edad. Hable y escuche.

Esta es la etapa en la que la presión de los amigos es más fuerte. Explique las características y valores que tiene un buen amigo. Escuche la posición de sus hijos y sus argumentos. No tome las discusiones como si fueran enfrentamientos personales. Simpatice pero no dé el brazo a torcer. Señale el hecho de que la constitución de sus hijos todavía está en desarrollo y que los daños provocados por el alcohol no sólo pueden ser perjudiciales sino para toda la vida. Mantenga la discusión sobre la base de los argumentos.

El Dato

El inicio del consumo de bebidas embriagantes en Colombia oscila entre los 10 y los 14 años de edad, según estudios del Ministerio de Protección Social y la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas.

"En este país, no hay éxito ni tristeza que no ‘celebremos' con trago. El trago se asocia con la extroversión, las relaciones interpersonales y hasta el sexo".

"Se ha comprobado que quienes toman alcohol antes de los 18 años, corren mayores riesgos de crear un patrón de consumo irresponsable que persiste en la adultez".