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CÓMO HABLAR DE ALCOHOL Y VOLANTE

Publicado por daniel 29/08/2008 16:04 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

Alcoholismo: sí es posible salir del infierno

ECUADOR

Domingo se emborrachó por primera vez a los 16 años. Varios compañeros de trabajo le invitaron a tomar unos ‘tragos' y accedió por simple curiosidad.

 

No hicieron falta muchas copas para sentir los estragos ocasionados por la borrachera: vómitos, mareos y un dolor de cabeza progresivo e intenso. "Nunca más voy a beber", se prometió a sí mismo.

 

La promesa la rompió seis años después, cuando cursaba estudios en un colegio nocturno de Machala. Junto a unos amigos de aula comenzó a visitar los salones los viernes, a la salida de clases.

 

"Me gustaron la experiencia, la cerveza y el ambiente", dice mientras evoca que poco a poco las salidas se fueron extendiendo a los sábados, luego a los domingos y después a cualquier día de la semana.

 

Casi sin darse cuenta, fue incrementando la cantidad de las bebidas alcohólicas y reemplazando la cerveza por licores de mucha mayor graduación. El aguardiente, la "punta" y la "huanchaca" tomaron el relevo.

 

Así fue transcurriendo su vida durante largos años, en los que fue precipitándose cada vez más en el abismo del alcohol en exceso y sucumbiendo a su dependencia esclavizante. Vivía para beber.

 

"No paré hasta que tenía 42 años. En ese tiempo llevé una vida desastrosa, sentí el dolor que causa el abuso de alcohol, y fue horrible", recuerda, con los ojos velados por la pesadumbre.

 

"Llegué a estar borracho 30 días seguidos. Tomaba, dormía, me levantaba y volvía a tomar, sin darme cuenta de que el alcohol estaba destrozando mi organismo, mi vida y a mi familia".

 

Las tornas cambiaron cuando a finales de julio de 1999, llegaba a su casa tras varias jornadas de excesos, tambaleándose, completamente ebrio, y se topó con la mirada inocente de su pequeño hijo de cinco años.

 

"Salió a mi encuentro a la calle, me abrazó y me preguntó: ‘¿Otra vez borracho, papito?'". La traumática escena le sacudió, le removió los cimientos del alma y le hizo recapacitar.

 

"Me aseé y salí en busca de ayuda. Me encontré con un compañero de trabajo que estaba en proceso de recuperación en un grupo de Alcohólicos Anónimos (AA.AA), quien me recomendó el internamiento en una clínica de desintoxicación.

 

"Estuve dos semanas en un centro de Cuenca y al retornar a Machala me incorporé al grupo de AA.AA que lleva el nombre de la ciudad. Desde abril de 1999, no he vuelto a probar una gota de alcohol, asevera con una justificada satisfacción.

 

La superación del problema personal no fue suficiente y se propuso ayudar a otros muchos que estaban atravesando por su misma situación a salir del oscuro mundo de la adicción al alcohol.

 

Desde entonces ya han transcurrido casi 10 años y sigue acudiendo religiosamente a las reuniones de su grupo tres veces por semana, animando a los otros existentes en la ciudad, impulsando la conformación en donde no existen, dictando charlas y rindiendo su testimonio con valentía allá donde se le requiera.

 

"En estas fechas, estoy recorriendo todos los repartos militares de la provincia", explica, tras informar que en El Oro existen grupos de AA.AA en todos los cantones, excepto en Marcabelí y Atahualpa, en donde están tratando de constituirlos.

 

"Las puertas de los grupos, que se financian con las aportaciones voluntarias de sus integrantes, están abiertas para enfrentar además otros tipos de adicciones, al juego la comida, etc.", enfatiza.

 

"Es muy difícil salir solo del alcoholismo. Muchos no asumen que es una enfermedad progresiva, incurable y mortal que, como otras muchas, puede ser detenidas", advierte no sin antes destacar que a menudo surge como una válvula de escape a las frustraciones interiorizadas desde niño.

 

No obstante, subraya que la salida es posible siempre y cuando exista un condicionamiento previo: que el que lo padece acepte que tiene un problema y esté dispuesto a hacerle frente.

 

En El Oro hay un elevado porcentaje de alcohólicos, que se evidencia en la gran cantidad de centros de expendio y consumo existentes. En algunas cuadras hay hasta tres, puntualiza.

 

"En muchos sectores, como la denominada zona regenerada de Machala o el malecón de Puerto Bolívar se concentran a diario, sobre todo los fines de semana, centenares de personas con el único propósito de beber".

 

A esto se suma el hecho de que las bebidas alcohólicas siempre están presentes en las reuniones sociales. Se ofrecen en bodas, funerales, nacimientos y bautizos, para alegrar la celebración o para calmar las penas. Muchos hogares cuentan con bares bien surtidos para animar las reuniones improvisadas.

 

La edad del inicio del consumo se ha ido reduciendo a pasos agigantados en los últimos años. Hasta el 80, los hombres comenzaban a "tomar" a los 15 años y las mujeres a los 20; ahora, los varones inician a los 11 y las féminas a los 14, asegura.

 

"Nadie está libre de caer en el alcoholismo", advierte Domingo, que hace diez años pudo volver a mirar de nuevo a los ojos a su pequeño hijo, quien nunca más tuvo que preguntarle : ¿Otra vez borracho, papito...?

 

FUENTE: Diario Opinión/Primera Plana

http://www.diariopinion.com/primeraPlana/verArticulo.php?id=44485

 

 


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
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