Página de Inicio E-Mail
Contenido sindicado

Buscador:
 
 
 
Usuario: Password:
Recordar Contraseña|Registrarse >>


Publicado por daniel 22/02/2008 06:20 / 1 Comentario Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

“La Recuerdo y Sonrió”: Llamado a la conciencia, parte 1

VENEZUELA

Breve historia del accidente

Estos muchachos con otra pareja, se fueron el sábado 29/03/03 a pasar el fin de semana en las playas de Tucaras, Edo. Falcón. A las 6:22 p.m. mi tía (la mamá de More) recibió el siguiente mensaje de su hija:

 

"Noticia de última hora, ofrecen recompensa del cielo, se escapó uno de los ángeles más bellos y apreciado. No te preocupes, no diré a nadie donde estás".

 

Es uno de esos mensajes que se reenvía entre celulares. Mi tía le responde pero no hubo respuesta de Moresby.

 

A las 6:26 p.m. a mi hermana,le llegó el mismo mensaje:le pareció bello y lo guardó. Como a las 8:00 p.m. le escribe nuevamente a Moresby, pero no obtiene respuesta; no vio nada raro en ello.

 

Por la madrugada nos enteramos que a las 6:40 p.m., ese 29/03/2003, La Inspectoría de Transito de Tucaras, fue notificada de un terrible accidente.

 

Resulta que, los muchachos, rumbo a la posada, fueron embestidos por un vehiculo que venia a gran velocidad, que al tratar de pasar a un camión, en plena curva de una carretera con sólo dos vias: Impactó de frente contra More y Luis, provocándoles la muerte instantaneamente. No falleció nadie más.

 

Algunos se acercaron para ayudar. Otros para robar.

No sabemos que fue de la vida del "infractor asesino" aun herido, huyó y no sabemos si está vivo o muerto; o si se arrepintió o sigue matando gente con su vehiculo. Cuando mi tía y una amiga abogada fueron con las autoridades de Tucacas,la respuesta del Fiscal fue: "Si están buenas las atiendo" Con fiscales como este, no necesitamos más críminales.

 

Johan R. Pacheco, sufrio fuertes fracturas, pero está vivo. Deseamos que haga el bien en su vida, que de gracias a Dios y sea ejemplo de vida. Ni siquiera sabemos si fue por accidente que se salió de su canal. Le hemos perdonado, pero ¿estará arrepentido?

 

 

"La Recuerdo y Sonrío"

Testimonio de la hermana de Moresby

 

De niña, mi madre siempre me inscribía en alguna actividad recreativa: Jazz, tambores, cerámica, música.Una de esas actividades fue un curso para pintar rostros de cerámica, que en aquella época estaban muy de moda. Lo que yo no sabia, era que el aprender a tener la precisión para delinear los labios con un pincel, matizar los colores, darle vida a un rostro blanco y sin gracia, iba a convertirse muchos años después, en la prueba más vívida de mi capacidad de amar por encima de todo temor o cliché social.

 

Todo empezó unas horas antes. Al contrario de lo que yo pensaba, había estado llorando toda la mañana y hablando sin sentido. Aquella mañana, visiblemente afectada cuando llegué al encuentro de los demás, me tomaron suavemente por el brazo y me llevaron al baño para que me desahogara. Así lo hice. Nunca fue suficiente, pero calmó mi ánimo por el resto del día.

 

No recuerdo en que momento se me ocurrió maquillarle. Solo sé que decidí ir a casa a comer algo, aproveché el que me dieran la cola, para no irme sola. En el trayecto ya me iba imaginando que colores usaría, como pondría el delineador, incluso qué pintura de labios. Comí. Tomé un bolso de tela y empecé a buscar en el baño los distintos estuches de maquillaje que podían serme útil, los menos usados, sin que fuesen los más feos, pues, sabía que una vez utilizados, no volverían a casa. Aun más me sorprende el hecho de haber tomado yo sola, un carrito por puesto hasta El Rosal. No sé de dónde saqué la fuerza, pero lo hice.

 

Llegué en buen momento, la tenían en la habitación donde el médico la había atendido hacía poco. Dispuesta a entrar, mi madre decidió acompañarme, yo estaba muy entusiasmada al tiempo que ansiosa, no había estado tan cerca de ella desde que nos habíamos visto la semana pasada.

 

Lo primero que hice fue preparar la base, esta, que al rozar su rostro con el algodón, su color fue más intenso que de lo normal - ¡hay dañé el maquillaje! - no, no fue así. Simplemente su rostro ya no era el mismo, ya su piel no absorbía el espeso liquido y este se mostraba vividamente color carne contra el cetrino color de su piel. Mientras mi mamá sutilmente expandía la base, tomé un pincel y me dispuse a pintar la boca. Suavemente posé las cerdas pigmentadas de rosa sobre su labio inferior. No eran carnosos como en el pasado, como cuando la maquille aquella vez que se iba de fiesta. No danzaba el pincel. No cedía.

 

Mis trazos debían ser perfectos pues ella no iría a lavarse la cara ante cualquier error. Delineé cuidadosamente los bordes y rellene el interior uniformemente quedando nacarados y brillantes. Tomé las sombras. Visualicé aquel azul claro, parecido al que usan las Barbies, se le vería súper juvenil. Así fue. Polvoreé un poco de color lila y jugué con la difunimación tapándole un pequeño morado que tenía en el ojo izquierdo. Tomé el delineador. Con el pulso temblando, logré pasar una fina línea desde el lagrimal del ojo- parpado superior- hasta engrosarla al final, dándole ese toque gatuno que tan bien le quedaba. El rimel, que cosas, siempre el rimel. El elemento que menos se utilizar al maquillar. Manché un poco el parpado, así que tomé una mota y con una sombra marrón oscuro, difuminé el delineador un poco. Quedó hermosa.

 

Satisfecha, la miré, no detalladamente, pues no quería saber si su cuerpo mostraba algún otro signo de maltrato. Vi sus pies. Esos pies que se había operado orgullosamente, aquellos pies que la llevaron y la trajeron, aquellos pies que vi crecer. Sus manos, con sus uñas todavía arreglada de peluquería, mantenían la postura con que la sorprendió el destino: chateando por el celular. Su cabello, a medio arreglar, pues estaba lleno de crema para peinar, que no logró sacarse en el hotel donde iba a pernoctar. Su rostro, ya no era aquel cetrino, desencajado. No había expresión de dolor, no le había dolido el golpe, y ciertamente fue confirmado científicamente; ni se enteró de lo que había pasado. Sin embargo, antes de maquillarla, la posición de su cuello delataba la fuerza que la había dejado sin vida instantáneamente.

 

Salí de aquel cuarto lleno de cadáveres. Salí sabiendo que era capaz de amar de una forma que no sabia que existía, al punto que comprobé que no importa los prejuicios que tengas con respecto a la muerte, al miedo de tener un hijo, al terror de curar una herida llena de sangre de tu primito; cuando hay amor, no hay prejuicios que impidan que des lo más bello que pueda irradiar tu alma.

 

Mich Vera

 

Moresby falleció junto con su novio Luis, el 29 de marzo de 2003 a causa de la imprudencia de un conductor. No conviertas una actividad tan util y maravillosa como el manejo de autos en un acto criminal. Maneja con responsabilidad ante ti y los tuyos. Moresby Fernández Merlo 1980 - 2003

 

FUENTE:
Llamado a la Conciencia, blog en memoria de Luis y Moresby

http://llamadoalaconciencia.blogspot.com/2007/10/l

a-recuerdo-y-sonrio_12.html#links

 

 


Publicado por Fisac 9:06 AM / 1 Comentario Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
Comentarios:
Publicado por Anónimo 25/02/2008 19:52 Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
Esta muy fuerte, la verdad es que se me puso la carne de gallina, de tan sólo imaginar que a alguno de nosotros le toque tener que visitar a un ser querido (a una hermana, a una hija, a un amigo) en la morgue o en su ataud a causa de un accidente. Creo que todos en México o en cualquier parte del mundo debemos de tomar conciencia de que manejar es una gran responsabilidad y en especial los jóvenes deben saber que tienen tanto por vivir, hacer y aportar. Un hijo nunca debería de adelantarse en el camino a sus padres, es un dolor que no se puede explicar.  Cuidense mucho y recuerden que si bien puede pasarle a cualquiera, no es necesario exponerse a situaciones que aumenten el riesgo: conducir muy tarde, beber y manejar, etc. Saludos.
Comparte con nosotros tus inquietudes Email

 
 




Siguenos a través de:

Calendario de
Artículos Publicados




 
 
Av. Ejército Nacional No. 579, 6º Piso, Col. Granada, Delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11520, México, D. F.
Teléfonos: 5545-6388, 5545-7027, 5545-7216 y 5545-9981

Aviso Legal   |   Legal Disclaimer
 
  Derechos reservados © 2006 Fundación de Investigaciones Sociales, A.C.