ESPAÑA

Cuando aparece el sueño, hace ya tiempo que nuestro cuerpo se siente fatigado. Cuando sentimos sed, ya deberíamos habernos refrescado si estamos al volante. Anticiparse al riesgo y conocer los síntomas que propician la aparición de la fatiga, presente en casi la tercera parte de los accidentes que sufrimos, es la receta. Atención, no son cuentos.

En estos días festivos se producirán más de 15,5 millones de desplazamientos por carretera, según datos de la DGT. Uno de los principales peligros a los que nos enfrentaremos los protagonistas de este éxodo masivo tiene nombre: la fatiga al volante, responsable de alrededor del 30 por ciento de los accidentes que se producen en España.

El 64 por ciento de los conductores considera que la fatiga es una de las principales causas de siniestralidad. Ocho de cada diez conductores reconocen haber sufrido somnolencia al volante. Este síntoma es sólo la fase final de la fatiga. Ése es el problema: no identificamos los síntomas de la aparición de la fatiga y no advertimos el peligro. Es una de las principales conclusiones que se pueden extraer del "Estudio sobre Conducción y Fatiga", elaborado por el Real Automóvil Club de España (RACE) y la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes Analcohólicas (ANFABRA).

Siete de cada diez conductores reconocen haber sentido pérdida de concentración durante la conducción, lo que merma la capacidad de reacción; un 50 por ciento afirma haber sufrido picor de ojos, parpadeo constante o visión borrosa.

Otros síntomas tardan más en aparecer, como son los calambres musculares, la sensación de brazos o pies dormidos y zumbido en los oídos.

Son varios los motivos por los que aparece la fatiga y muchas veces aparecen de forma combinada. La falta de sueño, el tráfico intenso, las comidas copiosas, el calor o la renuncia a tomarse descansos durante la conducción son el caldo de cultivo en el que aparece la fatiga.

Una desconocida peligrosa, la deshidratación

Una causa de la entrada en escena del cansancio, habitualmente desdeñada, es la deshidratación, a pesar de que el 85 por ciento de los encuestados considera que la deshidratación no genera fatiga. La falta de líquidos en nuestro organismo nos debilita y puede provocar mareos, dolor de cabeza, cansancio o falta de concentración. Cuando la sed aparece, ya hace rato que nuestro cuerpo necesita reponer líquidos. No hay que esperar a sentir sed para hidratarnos. Un refresco, agua o un zumo a tiempo nos ayudarán a combatir este síntoma de la fatiga.

Al mismo tiempo, el aire acondicionado elimina el calor, pero no evita la deshidratación. Incluso puede provocarnos fatiga o sequedad de la garganta y puede difuminar el riesgo.

Tómate los descansos necesarios

Otro de los factores que más influyen en la aparición de la fatiga y que se descuidan más de lo conveniente es no realizar descansos ni paradas en los desplazamientos. Se recomienda parar entre 15 y 30 minutos cada dos horas y aprovechar para bajar del coche, tomar bebidas azucaradas, comer algo ligero y realizar ejercicios de estiramiento de la espalda y las articulaciones. La encuesta revela que la mitad de los conductores no para lo suficiente y que un diez por ciento o no para nunca o lo hace únicamente por encima de las cuatro horas de conducción.

El alcohol provoca sueño y no todos lo saben

El alcohol también aparece como causa de aparición de la fatiga. Un 57 por ciento de los encuestados piensan que tomarse dos cervezas o una copa provoca poco o ningún efecto sobre la conducción. Un 54 por ciento desconoce que el alcohol provoca somnolencia y un 44 por ciento ignora que hace disminuir los reflejos.

El estudio se ha realizado con una muestra de 2.180 conductores, con el perfil medio de un conductor experimentado, con 16 años de conducción y que realiza alrededor de 25.000 kilómetros al año.