Página de Inicio E-Mail
Contenido sindicado

Buscador:
 
 
 
Usuario: Password:
Recordar Contraseña|Registrarse >>


Publicado por daniel 25/02/2011 23:08 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

Discípulo del Centro Anael, nos cuenta su historia con el alcohol:

"Mi nombre es Carlos y quiero brindarles este testimonio sobre el alcoholismo para que le sirva a quien de pronto esté pasando por esta situación. Me inicié en el alcohol a los 13 años de edad. Recuerdo que cerca de donde yo vivía había unos amigos que eran de otra ciudad y sus padres les enviaban mensualmente dinero para costear sus estudios y ellos me invitaban a participar en sus fiestas y esos fueron los momentos terribles en que me inicié en ese vicio del alcohol.

 

En un principio me emborrachaba con facilidad y siempre vomitaba, esto causaba que se burlaran siempre de mí, ahora entiendo que era el rechazo que mi organismo hacía a las grandes cantidades de alcohol que le entraban.

 

Frente a mi casa vivía también un señor que era muy parrandero y yo escondido de mi mamá me iba a tomar y a participar de sus parrandas. Inútiles fueron los esfuerzos de mi familia para tratar de alejarme de todo aquello, pues no les hacía caso. Fue cuando terminé los estudios de bachillerato y comencé en la universidad que mi actividad alcohólica iba creciendo, frecuentaba cantinas, bares, discotecas, etc. Cuando llegaban los viernes y sábados sentía la necesidad imperiosa de tomar trago y como ya nadie me lo impedía salía a satisfacer esa "necesidad".

 

Me casé y me fui a vivir a otro país y allí seguí con esa misma vida bohemia y ahora peor porque tenía un muy buen puesto de trabajo y ganaba mucho dinero y tenía carro. Me la pasaba con mis amigos para arriba y para abajo gastando el dinero, pero ya no era aquel que se emborrachaba rápido y vomitaba; ahora había "madurado" en el alcohol. Me elogiaba todo el mundo ya que no era fácil de emborrachar y que era el último que se iba de las fiestas.

 

Todo esto repercutió negativamente en la relación con mi familia, la esposa y mis hijos porque aunque siempre cumplí con los deberes de mi casa, ellos me reclamaban que yo prefería andar con mis amigos y no con ellos, lo cual era verdad. Esta vida terrible me llevó incluso a poner en peligro la vida de mi familia, ya que en una oportunidad y manejando embriagado, me metí en una vía contraria, menos mal que a esa hora no venía otro carro o sino la desgracia hubiera sido grande.

 

En otra ocasión manejando, igualmente embriagado y también con mi familia, me estrellé contra un poste, menos mal que no le pasó nada a ninguno. A raíz de estos y otras casos que me sucedieron y que sería muy largo contar, empecé como a recapacitar. Yo, siempre inconscientemente decía que había algo que me protegía porque la vida que yo llevaba era para que me hubiera pasado algo malo.

Empezaron a nacer en mí algunas inquietudes y las ganas inmensas de querer cambiar para dejar esa vida que llevaba. Estuve a punto de ir a Alcohólicos Anónimos pero nunca fui ya que quería buscar algo diferente; no me atraían las religiones tradicionales, hasta que en una oportunidad vi un aviso en el periódico invitando a unas conferencias en un centro gnóstico de la ciudad y me animé a ir. Duré dos años en ese centro en ese país extranjero. Allí comprendí y verifiqué que el problema de mi alcoholismo era causado por unos defectos de tipo psicológico que moran en nuestra psiquis y me entregaron las técnicas para eliminar esos defectos. En el plano astral o mundo de los sueños, mi Dios Interior o Maestro Interno me mostraron que ese era el peor de mis defectos. Allí y en visión de sueños, me vi borracho y tirado en el piso y mucha gente a mí alrededor burlándose de mí. Eran mis defectos del alcohol.

 

Regresé nuevamente a Colombia, asisto hace tres años al Centro Gnóstico Anael en donde se divulga a la humanidad que sufre, las claves para cambiar y mejorar nuestras vidas. Con esas claves sicológicas y a través del sentido de la auto- observación psicológica que he ido desarrollando o introspección he ido trabajando y eliminando gradualmente ese defecto y realmente le he ido quitando mucha fuerza ya que no quiero que en próximas vidas o existencias vivir nuevamente esa terrible película. Ya no siento la necesidad de tomar y todos aquellos amigos de parranda se alejaron de mí."

Carlos.

 

FUENTE:      Centro Gnóstico Anael

http://www.anael.org/alcohol/testimonios.htm


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
Comentarios:
Comparte con nosotros tus inquietudes Email

 
 




Siguenos a través de:

Calendario de
Artículos Publicados




 
 
Av. Ejército Nacional No. 579, 6º Piso, Col. Granada, Delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11520, México, D. F.
Teléfonos: 5545-6388, 5545-7027, 5545-7216 y 5545-9981

Aviso Legal   |   Legal Disclaimer
 
  Derechos reservados © 2006 Fundación de Investigaciones Sociales, A.C.