Aunque hayan dejado de beber, el término los marca como alcohólicos, pero no les afecta es una manera de demostrar que se puede salir de la adicción

Juan N. es alcohólico, comenzó a ingerir vino, su primera borrachera fue a los 14 años y lo hizo, para que la pandilla de jóvenes a la que pertenecía lo aceptara.

Ahí empezó su calvario.

Logró salir, gracias a la ayuda del grupo Alcohólicos Anónimos.

Sin embargo, por varios años padeció el rechazo de la sociedad, de su familia, de sí mismo.

Hoy, no prueba ninguna gota de alcohol, aprendió la lección.

Pudo enderezar su vida.

Actualmente, ayuda a la gente para que salga de esta adicción y previene para que otros más vulnerables, no caigan.

El problema de las adicciones es grave en nuestra sociedad, cada día hay más consumo, más adictos de alcohol que caen en las redes desde muy temprana edad.

Eso es triste.

Lo lamenta.

Juan N. es un nombre ficticio, pero es real, existe.

Habló en el marco del anuncio del Tercer Congreso del Grupo Alcohólicos Anónimos, respondió preguntas.

Solamente había una petición de los organizadores, que los medios respetásemos, la integridad de las personas y omitir los nombres de quienes rendían testimonios.

Así fue.

A petición de este medio de comunicación, se pidió a los organizadores, dejaran que alguien presentara su testimonio, al haber pasado el calvario del alcoholismo, una enfermedad crónica y degenerativa.

Accedieron.

"Yo tenía la necesidad de ser aceptado por el grupo en el que me envolvía, además de ser reconocido y respetado; eso me pasó por querer incluirme en una pandilla que hacía cosas audaces y quería yo hacerlas, entre ellas beber".

"Por mi juventud, inexperiencia, el alcohol me inundó y caí".

"Con el alcohol superé actitudes, pero de ahí para adelante mi vida fue un desastre, hasta hoy entendí que el alcohol es una enfermedad, una adicción, difícil de superar, pero yo salí".

"Hoy tengo conocimiento que hay niños que ni siquiera llegan a la adolescencia y caen presa del alcohol".

Dejó en claro que la enfermedad es progresiva, de mi primera borrachera tuvieron que transcurrir varios meses para la segunda y de ahí en adelante, el lapso de tiempo fue más corto, explicó.

Era seguro que al seguir bebiendo era parte de mi vida, mi deterioro emocional, era evidente, "yo solamente quería seguir tomando hasta que perdí el control, no hay reverse, solamente hay dos alternativas o bebes o bebes".

Hoy no tomo alcohol, estoy aprovechando el programa aplicando el lema "no beber hoy, solamente hoy no bebo".

Ingresé a Alcohólicos Anónimos en el año de 1978 y desde entonces no bebo ninguna gota de alcohol.