ESPAÑA

Un día tienes problemas con la familia, otro con el trabajo, acumulas una serie de desgracias personales y entonces empiezas a tomarte cuatro copas de vino para cenar en vez de dos. En principio no le das importancia y después no quieres darte cuenta de lo que pasa. Notas que todas las mañanas te levantas con la boca seca, con cierta resaquilla, que no eres persona hasta bien entrada la mañana. Te dices a ti mismo que la vida es un asco, que cada uno tira hacia adelante como puede y no te planteas nada más'. Este es el testimonio de Javier, un alcohólico rehabilitado que acude normalmente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos que se celebran en Badajoz.

Javier está casado, tiene 37 años, una hija, un trabajo que le es de su agrado y desde que superó su adicción no ha vuelto a probar una gota de alcohol. 'Tarde dos años en darme cuenta de lo que me pasaba, hasta que llegó un punto en que no podía más. Fue después de una fiesta en la que cogí una gran borrachera y entonces decidí que quería buscar ayuda. Un allegado me facilitó el contacto con Alcohólicos Anónimos y empecé a acudir a las sesiones. Al principio yo salía de allí y pensaba que aquellas personas sí que eran alcohólicas, pero yo no. Sin embargo, empecé a ser consciente de mi situación y en menos de uno año logré superar la dependencia', narraba Javier.

Un problema frecuente

'Esto le puede pasar a cualquiera. Todo el mundo se piensa que un alcohólico es una persona que está tirada en la calle y hecha un desastre, pero a lo mejor tú estás en tu casa, tienes una familia y un trabajo normal y está igualmente hecho un desastre, explicaba.

'No depende de los litros que te bebas, sino de lo que te afecte esa bebida, de la dependencia, de que uses eso como salida a otros problemas de tu vida. Esto es algo que te va matando poco a poco. Yo he tenido la suerte de que no he llegado a hacer las burradas que he escuchado de otros compañeros de reunión, hay gente que llega a extremos muy tristes', aseguraba. 'Muchas veces te preguntas a ti mismo cómo es posible llegar a ese punto si tu vida es completamente normal', añadía.

Las reuniones

Las reuniones de Alcohólicos Anónimos en Badajoz se celebran una vez a la semana en la iglesia de Soledad. 'Primero se lee un texto sencillo que existe a nivel mundial y que es la base de Alcohólicos Anónimos. Se trata de unas frases que definen qué es ser alcohólico. Después quien quiera habla. Hay un moderador que es el que va dando el turno de palabra y que suele ser el que más tiempo lleva en la asociación', indicaba.

'De lo que se trata es de compartir experiencias, hay mucha gente diferente, muchas historias distintas, pero a todos nos une lo mismo. Aquí no tenemos a ningún profesional, sólo estamos nosotros. No existen reglas ni obligaciones. Si alguien viene por primera vez a la reunión se le invita a que nos cuente su caso, pero si no quiere no hay ningún problema. Cada uno puede hacer lo que quiera, es algo completamente libre', apuntaba Javier, quien también destacaba que hay muy poca gente que acude a las reuniones que se celebran en Badajoz. 'Solemos ser unos cuatro o cinco solamente, en esta ciudad a la gente le cuesta mucho decidirse a venir a las sesiones'.

Atención las 24 horas

'Nosotros tenemos los teléfonos de todos y estamos disponibles las 24 horas del día, porque en algún momento nos puede dar un bajón. Hay que estar siempre en alerta porque es muy fácil recaer. Yo llevo ya tres años, las personas que entramos ya nos quedamos aunque estemos recuperados'.

Javier añadía que 'estas reuniones te cambian la mentalidad. Cuando estás metido en ese mundo no te das cuenta, entonces llegas allí y alguien te abre los ojos, otra persona lo ha hecho por ti entonces tú lo haces por otros, pero no porque sea una obligación, sino porque realmente te sale de dentro'.

Asimismo, resaltaba que 'es una forma de ayudarte también a ti, ya que es bueno que te recuerdes que por ahí ya has pasado y que te has recuperado, para que no vuelvas a caer en el mismo pozo'.

'Yo no me arrepiento de lo que soy, no me da vergüenza decir que he sufrido el calvario del alcoholismo. De hecho, hoy en día soy mucho más feliz que antes, he aprendido muchas cosas, que aunque por supuesto me hubiera gustado aprender de otra manera, me han servido para saber cómo saborear las cosas buenas que tiene la vida, que son muchas', concluía Javier.