"Hola me llamo Jorge, llegar al Grupo de AA me costó mucho, porque no quería aceptar que era alcohólico. Tenía una buena posición económica, pero venía de un fracaso familiar, y fue mi ex esposa y mis hijos los que muchos años después me llevaron. No entendían por qué cuando estaba sobrio era buen padre, hermano y esposo, y cuando tomaba era un monstruo. Eso fue hace 15 años. Esa es la cantidad de tiempo que llevo sobrio.

Aquí vamos un día a la vez. No nos hacemos promesas como cuando estaba borracho, y después amanecía con sentimiento de culpa diciendo que nunca tomaría. Vivo el día a día, y he cambiado mi forma de vida, de ser, de amar.

El programa es fácil, siempre que se acepte que se tiene un problema. Tenemos principios espirituales, y lo importante es que ahora sabemos que el alcohólico no es un sinvergüenza como creen muchos, sino que somos enfermos. He visto llegar mucha gente estos 15 años, caer y recuperarse, sé que soy un alcohólico, que no hay cura, mi cura es detener la enfermedad un día a la vez solo por hoy".

No bebía todos los días.

"Llegué a AA a través del Seguro Social. No era una bebedora de todos los días, pero cuando llegaba el fin de semana a mi esposo y a mí nos entraban las ganas inmensas de tomarnos unos tragos. A medida que pasaba el tiempo y seguía bebiendo, me iba poniendo cada vez más agresiva. Hasta el día que agredí a mi esposo y lo envié al hospital.

Dejé pasar una semana, y alguien me sugirió que fuera a la Clínica del Seguro Social. Cuando asistí, hicieron que me viera con un psicólogo, y fue quien me dijo que tenía problemas con el alcohol. No le creí, porque pensaba que cómo iba a tener problemas si sólo tomaba los fines de semana. Pero comprendí que no importa cuántas veces tomes, sino la cantidad y las consecuencias.

Así fue como llegué al Grupo Jóvenes Nuevo Factor X de AA, y ahora estoy fija. Tengo un año sobria y arrastré conmigo a mi esposo, y mis hijos acuden a las reuniones de Alateen, rama de AA que habla con los hijos de alcohólicos y les explican lo que pasa para que aprendan a lidiar con nuestra enfermedad. También está Al-Anon, que es para los familiares. Cuando llegué, me di cuenta que lo que compartes con tus compañeros es tu aceptación, y allí radica todo. El programa es sencillo, las complicaciones las pone uno mismo".