MEXICO

Te invitamos a que leas los testimonios de compañeros.

Volví a ser un humano.

 "Hola me llamo Jorge, llegar al Grupo de AA me costó mucho, porque no quería aceptar que era alcohólico. Tenía una buena posición económica, pero venía de un fracaso familiar, y fue mi ex esposa y mis hijos los que muchos años después me llevaron. No entendían por qué cuando estaba sobrio era buen padre, hermano y esposo, y cuando tomaba era un monstruo. Eso fue hace 15 años. Esa es la cantidad de tiempo que llevo sobrio.

Aquí vamos un día a la vez. No nos hacemos promesas como cuando estaba borracho, y después amanecía con carga moral diciendo que más nunca tomaría. Vivo el día a día, y he cambiado mi forma de vida, de ser, de amar. Ahora todos mis sentimientos son de humano.

El programa es fácil, siempre que se acepte que se tiene un problema. Tenemos principios espirituales, y lo importante es que ahora sabemos que el alcohólico no es un sinvergüenza como creen muchos, sino que somos enfermos. He visto llegar mucha gente estos 15 años, caer y recuperarse, sé que soy un alcohólico, que no hay cura, mi cura es detener la enfermedad un día a la vez sólo por hoy".

No bebía todos los días.

"Llegué a AA a través del Seguro Social. No era una bebedora de todos los días, pero cuando llegaba el fin de semana a mi esposo y a mi nos entraban las ganas inmensas de tomarnos unos tragos. A medida que pasaba el tiempo y seguía bebiendo, me iba poniendo cada vez más agresiva. Hasta el día que agredí a mi esposo y lo envié al hospital.

Dejé pasar una semana, y alguien me sugirió que fuera a la Clínica del Seguro Social. Cuando asistí, hicieron que me viera con un psicólogo, y fue quien me dijo que tenía problemas con el alcohol. No le creí, porque pensaba que cómo iba a tener problemas si sólo tomaba los fines de semana. Pero comprendí que no importa cuántas veces tomes, sino la cantidad y las consecuencias.

Así fue como llegué al Grupo Jóvenes Nuevo Factor X de AA, y ahora estoy fija. Tengo un año sobria y arrastré conmigo a mi esposo, y mis hijos acuden a las reuniones de Alateen, rama de AA que habla con los hijos de alcohólicos y les explican lo que pasa para que aprendan a lidiar con nuestra enfermedad. También está Al-Anon, que es para los familiares. Cuando llegué, me di cuenta que lo que compartes con tus compañeros es tu aceptación, y allí radica todo. El programa es sencillo, las complicaciones las pone uno mismo".

Luz al final de la botella

Pedro es un bebedor recuperado, vecino del Fabuloso Barrio de Tepito, que cuenta su experiencia para corroborar esa vieja idea de que la salida es posible si uno se la propone encontrar. "Yo empecé de la misma manera que todos, no me daba cuenta de nada -explica-. En un momento de nuestras vidas las cosas empiezan a andar mal. En realidad siempre estuvieron así pero uno no se daba cuenta. Durante mi primer matrimonio se presentaron situaciones con mi mujer que no podía resolver y ella me acusaba de tomar demasiado. Ningún alcohólico admite de entrada su situación y yo no fui la excepción. Siempre negaba todo argumentando que me gustaba tomar y que tenía cultura alcohólica". Luego de varios intentos de separación, lo inevitable llegó: "O vas a Alcohólicos Anónimos o se termina todo", me dijo mi esposa.

Ante semejante amenaza me decidí a ir al Grupo de Jóvenes Nuevo Factor X sin estar muy convencido y sin demasiadas expectativas. Yo recuerdo ese momento como el "intento de mi mujer por hacerme bajar el último escalón que me quedaba para la denigración completa, pero en realidad fue el primero para salvarme". A pesar de eso mi matrimonio fracasó. Mi ingreso a la comunidad no estuvo exento de encontronazos internos. Acostumbrado a "sacar los trapitos al sol" dentro del hogar, no comprendía por qué esas treinta personas desconocidas me iban a ayudar. Es más, sospechaba que detrás de todo estaba mi ex mujer contando todo porque mis compañeros tenían vivencias similares. Con el tiempo comprendí que no había ningún complot, que con mis compañeros también podía intercambiar experiencias y que eran casi idénticas a las mías.

Los pies sobre la tierra

"Lo más significativo era que nadie me acusó de nada, nadie me decía lo que tenía que hacer porque todos eran borrachos como yo-. Además me dijeron que si yo seguía tomando todos ellos sabían lo que me iba a pasar, pero si yo dejaba de tomar nadie sabía lo que me iba a suceder porque la vida seguramente sería distinta. Recuerdo que tomé ese jueves y el viernes: el sábado ya no bebí luego de ir a la reunión. A mí me gusta jugar al fútbol y a la semana de no beber sentí que podía reconocer a mis compañeros, que tenía los pies sobre la tierra. Empezaron los cambios físicos y decidí quedarme a pesar de que no estaba muy convencido de ser alcohólico, pero descubrí lo que era la enfermedad y eso me quito un peso de encima porque yo no hacía las cosas que hacía porque era de lo peor sino porque estaba enfermo".

Debo de confesarles que en los tiempos de ebriedad vivía mal porque a mi familia le daba cosas que a ellos no les interesaba y eso me generaba frustración. "Siempre me preocupaba más la impresión que le causaba a los demás más de lo que yo necesitaba o sea me preocupaba mas por el que dirán". He intentado cumplir algunos de los puntos del programa de AA y considero que he tenido algo de éxito", Así, con esfuerzo y buena voluntad, he conseguido las mejoras prometidas y reconozco que el alejamiento de mis hijos no es por el alcohol sino por la separación con mi ex esposa. Hoy estoy tratando de llevar una feliz relación con mi nueva pareja se llama Ana y ahora la vida me ofrece una revancha con el hijo y los nietos de ella. Además de sentirme satisfecho y en paz por los logros conseguidos, intento transmitir este mensaje para que aquel que aun está sufriendo sepa que hay una salida: el cumpleaños número 12 de dejar de beber alcohol es mi mejor testimonio si yo pude que estaba ya casi perdido y en las ultimas tu porque no?

"Borracha metódica"

Ana está en la comunidad desde hace nueve años y reconoce que era una borracha casera y metódica. "Tomaba cuando llegaba del trabajo a las siete de la tarde y al mediodía los fines de semana, nunca en horario de trabajo -aclara-. Buscaba un efecto, que me calmara la ansiedad y los nervios, no disfrutar del vino. Lo único que conseguí es seguir nerviosa pero bien ebria. Hasta que llegué a Alcohólicos Anónimos ahí en el Grupo Jóvenes Nuevo Factor X de la colonia Puebla con una sensación de que nada tenía sentido, como que había perdido el alma. Mi primer marido estaba jubilado por invalidez mental y mis hijos se independizaban cada vez más con sus novias, así que decía que nos quedábamos los cuatro: él con su locura y yo con mi botella. Un amigo de mi hijo me llevó al grupo, ingresé un sábado anexada y me quedé para siempre".

Lo primero que encontré en la comunidad fue protección, contención y afecto. "Aprendí a escuchar, cosa que yo nunca hacía", agrega. Las primeras 24 horas de sobriedad llevaron a otras 24 horas y luego se transformaron en tres días, que con la ayuda del grupo sumada al ferviente deseo no volver a sufrir el síndrome de abstinencia me permitió dejar el alcohol. "No hay nada más tremendo que amanecer con la cruda y no tener ni siquiera para curársela. Una de las cosas que me maravilló fue levantarme y recordar como había terminado el día anterior o poder disfrutar de los atardeceres, porque yo empezaba a tomar a esa hora", la comida me sabia a trapo y encontrarle sabor a la vida sentirme llena y en plenitud a pesar de mi edad, fue lo que mas me motivo a quedarme, he podido cambiar mi forma de ser de pensar y de actuar, he encontrado la verdadera felicidad, gracias a la ayuda de mis compañeros y amigos de AA.