MEXICO

Dramáticas, así resultan las imágenes sobre los múltiples accidentes automovilísticos provocados por jóvenes embrutecidos por el abuso de alcohol, en el más reciente fin de semana en la capital del Estado.

Infortunadamente estamos hablando en estos momentos de  una tragedia, de  una familia enlutada como resultado de un par de  percances que reportaron heridos graves.

Sin embargo, en la praxis estamos hablando de algo de padres "ingenuos", de buena fe o de irresponsables, que desconociendo o sabiendo que sus hijos han aceptado ser iniciados en la adoración a Baco, ponen en las manos de ellos máquinas que, forzadas en su velocidad, bajo el estimulo del alcohol, pueden ser mortales no sólo para uno mismo y acompañante, sino también para inocentes en sus noches de desenfreno.

Estamos hablando también del incumplimiento de medidas de tránsito y seguridad para prevenir y combatir ese fenómeno de un modo tan decidido y drástico como se actúa  con los morosos del pago de la tenencia. Por no querer echarse encima las críticas de los padres de familia, los mandos de las corporaciones preventivas, responsables de la vigilancia de las calles capitalinas, se mantienen inhibidas en la aplicación de la ley, porque con cada muchacho al que debieran detener por conducir ebrio y al que dejan seguir su camino, las responsabilidades de una desgracia se multiplican.

¿Qué es mejor, actuar y afrontar la reclamación de "entambaste a mi hijo por una falta administrativa" o la recriminación de "no actuaste a tiempo y ahora mi hijo esta en la tumba"?

Son una realidad los estragos que está causando el consumo inmoderado de alcohol entre la juventud, tanto como el hecho de que los padres de familia no pueden volver la espalda a este problema social que amenaza con cobrar más vidas inocentes.