ESTADOS UNIDOS

Ya habíamos oído antes que los kits manos libres no hacen que hablar por teléfono mientras conduces sea mucho más seguro, pero un nuevo estudio realizado por la Universidad de Utah pinta un panorama bastante alarmante.

Para comprobar sin riesgo el nivel de peligrosidad de un conductor bajo los efectos del alcohol con el de una persona hablando por teléfono, los investigadores pusieron a 40 voluntarios frente a un simulador de conducción en cuatro ocasiones. A los participantes se les hizo conducir en grupos hablando con un teléfono normal, con un manos libres, y con un 0,08 por ciento de alcohol en sangre (el límite en Estados Unidos) cortesía de unos combinados de vodka con naranja (¿dónde dicen hacen estos tests?).

Tres personas terminaron embistiendo al vehículo que tenían delante suyo, y ninguno de ellos iba borracho; los tres charlaban por teléfono. El estudio refleja en su informe que hay pocas diferencias entre utilizar un teléfono normal y uno conectado a un kit manos libres, dado que ambos grupos de conductores tardan un 9% más en pisar el freno y cambian de velocidad más a menudo que el conductor medio. Los borrachos conducían más despacio, aunque de manera más agresiva, y al igual que sus habladores compañeros, creían que se encontraban en condiciones para ponerse al volante.

Por lo que a nosotros respecta preferimos tener a un conductor parlanchín detrás nuestro que a uno borracho como una cuba, pero esto es lo que hay...