Alcohol y volante, incompatibles
Luis Chay Chuil
MÉXICO Suena el teléfono..., al otro lado de la línea una señora sólo alcanza a pronunciar: "Es pérdida total el coche...", y el llanto la traiciona. Coraje y pensamientos negativos vienen a mi mente por la impotencia de esa señora ante esa situación. Esas lágrimas no son por un apego malsano a un bien material, sino porque es su primer vehículo, que con mucho esfuerzo consiguió; en él aprendió a manejar, le agilizaba las diligencias por la enfermedad de su mamá y otros dos familiares, el colegio, el súper, labores en las que el "vochito" era fiel compañero. La llamada provenía del edificio del Poder Judicial ubicado en el Periférico, mientras esperaba que la persona que toma las declaraciones en la Agencia 3a. la recibiera, pues ya era su hora de salida. Esta comunicación sucede 21 días después de que ocurrió el accidente en el que una camioneta "Lobo" colisionó por alcance a un vehículo, éste chocó al Volkswagen que a su vez golpeó a otro: carambola. El peregrinar y el llanto de esta señora por la tardanza en las diligencias para rematar con la lacerante "pérdida total" me hacen confiar cada vez menos en las aseguradoras y reprobar el "tortuguismo" y el "chambismo" con que se trata a quienes tienen la desgracia de verse involucrados en un accidente y tienen que soportar el trato "amable" de algunos empleados en el Poder Judicial. No quiero ni imaginar las humillaciones a los que fue sometido el señor Primitivo Uicab, quien ocasionó una carambola con su triciclo. Tengo la impresión de que a la hora de contratar una póliza vehicular las aseguradoras "venden" lo bueno, pero nadie cuenta lo malo o menos bueno, y menos aún, no se sabe si lo que se compra es realmente bueno. Pero de esta llamada lo que más molestia me causa es la actitud del conductor causante del accidente, pues estaba ebrio, viajaba con su familia, no tuvo siquiera la delicadeza de preguntar si alguien estaba lastimado e incluso tuvo el cinismo de escapar del lugar de los hechos. Ésa es la calidad de educación que da a sus hijos. ¿Quiere más? Pues resulta que la aseguradora (la de la afectada) le puso como condición a la señora que le otorgara el "perdón" en el juzgado al culpable, para que se autorizara el reembolso de los gastos médicos y la reparación del vehículo, a fin de que la otra parte pudiera recuperar su dinero. A propósito no menciono el nombre de la aseguradora, pues la intención de estas líneas no es desprestigiar a ninguna, sino sólo alertar a futuras posibles víctimas, pues con la irresponsabilidad con la que algunos conducen parece que no les importa poner en riesgo la vida de otros y se escudan en las gestiones de las aseguradoras que, como es normal, no fueran creadas para perder económicamente. Mientras el irresponsable conductor se pasea campantemente y hace sus diligencias en otro de sus vehículos, la señora afectada tiene que ingeniárselas para llevar a su mamá a consultar, madrugar para llevar a su hija al colegio sorteando la "amabilidad" y la "delicadeza" de los conductores del transporte público. A modo de consuelo para esta señora, hay que estar agradecido con la providencia porque el impacto no fue directo, pues por la altura de la camioneta "Lobo", comparada con la del Volkswagen, las consecuencias iban a ser peores, ya que en el asiento de atrás viajaba una niña que afortunadamente sólo tuvo un esguince cervical que poco a poco supera con la ayuda de un aparato ortopédico. Madre e hija ya no despiertan con sobresalto en las noches y deseo con sinceridad que el individuo que ocasionó este percance, si es que tiene algo de conciencia, pueda conciliar el sueño todas las noches y que nunca su irresponsabilidad le cobre factura, pues la inconsciencia e irresponsabilidad no son buenas compañeras del volante FUENTE:
| Diario de Yucatán / Opinión / 26 de febrero de 2008 http://www.yucatan.com.mx/noticia.asp? cx=11$2900000000$3758499&f=20080226 |
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