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Publicado por daniel 07/03/2008 06:28 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

“Cuando termine la rehabilitación quizás me boten del trabajo”

Vanessa Davies y María Gabriela Méndez (Antonio Carmona, entrevistado)

VENEZUELA

Antonio Carmona: "No es posible que aún pudiendo ser productivo tenga que estar malogrado por un irresponsable".

 

Los instantes que siguen a un accidente pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Esa atención prehospitalaria es tan importante como las cirugías y el tratamiento que sigue. En los últimos 5 años hubo 136.747 personas lesionadas, de las cuales se calcula que 10% quedará con incapacidades totales para reincorporarse a la vida. No es de extrañar que 40% de las salas de rehabilitación estén llenas de víctimas de accidentes. Pero retomar la cotidianidad tiene un precio alto: meses de reposo y ejercicios, que pueden mejorar la movilidad y dejar secuelas leves en 30% de los casos

 

Hace más de ocho meses que Antonio Carmona no puede trabajar. De hecho, ha permanecido todo ese tiempo en el hospital Pérez Carreño. Sentado en una silla de ruedas y conteniendo la rabia, narró que un taxista se salió de su canal a toda velocidad -en sentido contrario al suyo-, lo sacó a él y a su moto de la vía y se dio a la fuga. Con una pierna y un brazo partidos estuvo tendido en el asfalto cerca de 12 horas, hasta que lo rescataron a las 10:00 am.

 

Estuvo esperando 6 horas en el hospital para que lo atendieran. Y luego lo peor: si no conseguía 8 millones de bolívares para la operación en una clínica privada, tendrían que amputarle la pierna. Pagó para salvarse, pero las heridas no han terminado de sanar, no las que están en su fuero interior, no las que lo mantuvieron en vela noches enteras sin poder dejar de pensar en el momento del impacto. Ahora, al menos, puede dormir. Prefiere no hablar del accidente: "No vale la pena recordarlo, ni que salga publicado se va a lograr hacer justicia".

 

Luego de varias operaciones en la tibia, el fémur, la muñeca y el brazo y de varios meses de rehabilitación, todavía es mucho lo que falta por hacer. "No hay garantía de que vuelva a caminar", dice sin resignación, según le han contado los médicos. "Tengo 45 años y soy una persona trabajadora. No es posible que aún pudiendo ser productivo tenga que estar malogrado por un irresponsable".

 

Lo que más le preocupa es que de su trabajo dependen seis hijos -todos estudiantes- y su esposa. La empresa le sigue pagando su sueldo, que para los gastos que tiene no es suficiente. Y lo peor, sospecha que ya no podrá volver a trabajar:

 

"Al dueño no le conviene una persona lastimada, él quiere trabajadores 100% productivos y a mí todavía me faltan unos meses de rehabilitación, y no voy a quedar bien. Quizás cuando regrese me boten".

 

Por fortuna, llevaba todo su equipo: guantes, casco, chaqueta, pantalón grueso; de no ser así, "no lo estuviera contando".

 

Su indignación es que nadie ha pagado por eso, nadie se hizo cargo: "No hay ley para el que me hizo esto. Aquí hay una nueva forma de actuar: la gente hace lo que le da la gana y no hay reclamo posible".

 

 

La ayuda, mientras más rápida, mejor

Sobrevivir a un accidente de transito depende de la importancia del trauma, cómo se produjo (volcamiento, colisión), número y tipo de órganos afectados, minutos transcurridos entre el evento y las medidas de auxilio, entrenamiento del personal y recursos disponibles, enumera Aurelio Lopresti, médico internistaintensivista, adjunto de la unidad de terapia intensiva del hospital Universitario de los Andes.

Pasado el susto inicial, la persistencia de las lesiones variará de acuerdo con la rapidez de respuesta del equipo de emergencia.

 

"Existe el concepto de la ‘hora dorada', que es el tiempo transcurrido entre el momento del accidente y una resucitación adecuada. Para evitar secuelas mayores, el paciente tiene que haber sido bien manejado durante ese lapso", asevera Luis Azpúrua, coordinador de la emergencia pediátrica del hospital Pérez de León; esto implica coordinación entre la atención prehospitalaria y hospitales de emergencias o de referencia, así como disponer de la dotación requerida.

 

De lo contrario, advierte Azpúrua, aumentará la hospitalización, el tratamiento será más complejo, el sujeto herido podría fallecer por lesiones secundarias (como hemorragias, infecciones, respuesta inflamatoria sistémica) o quedar con problemas neurológicos.

 

Restaurar la circulación y mantener la respiración son dos medidas que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Si arterias o venas resultan afectadas, la respuesta debe iniciarse en el sitio del accidente, porque al salir la sangre de los vasos sanguíneos (hipovolemia), los órganos y tejidos se verán privados de oxígeno y nutrientes, recalca Lopresti.

 

Este daño varía de acuerdo con el calibre de la arteria o vena; si la lesión ocurre en grandes vasos (como aorta, carótida, vena cava superior o inferior) la oportunidad de poder contarlo es muy poca, por no decir ninguna, porque la sangre se pierde rápidamente.

 

Una acción fundamental en el sitio es acceder al sistema vascular para administrar fluidos que eviten el desequilibrio, ya que del tiempo que corra entre la falta de sangre y su restauración "dependerá el compromiso inmediato o a posteriori de los diferentes órganos. Cerebro y corazón son impactados rápidamente", recuerda Lopresti.

 

Otro compromiso con los accidentados es asegurarles la respiración. El especialista calcula que hasta 40% de las personas fallece por "no garantizar una vía aérea permeable, con medidas como evitar la caída del maxilar inferior hacia atrás mediante la tracción hacia adelante".

 

Lo peor es tener que afrontar las secuelas

Los accidentes de tránsito causan anualmente más de 350 mil días de hospitalización y 800 mil días de reposo (especialmente en sujetos en edad productiva), según datos de la Comisión Interministerial para la Atención, Prevención y Educación Vial.

 

  • Un lesionado necesita, en promedio, de 12 a 15 días de hospitalización.
  • El costo de cama por día ronda los 900 mil bolívares.
  • Esto se traduce en un gasto millonario por parte del Estado.
  • Pero hay otro daño, no cuantificable en moneda: el shock psicológico.

 

El significado de la palabra rehabilitar habla por sí solo: restablecer a una persona o cosa a su antiguo estado. En los hechos, este es un proceso que puede incluir desde devolver a un músculo la movilidad, hasta acostumbrarse a vivir con la ausencia de un brazo o una pierna.

 

Quienes presentan traumatismos posteriores a accidentes de tránsito, requerirán tratamiento para mejorar las esferas cognitivas y neuropsicomotoras. "Para ello se necesita la participación del médico fisiatra, el cuidador y el personal de fisioterapia y terapia ocupacional", advierte Joyce Bolaños de Rodríguez, presidenta de la Sociedad Venezolana de Rehabilitación y de la Asociación Médica Latinoamericana de Rehabilitación.

 

Sin duda, uno de los grandes temores es sobrevivir con afectación en el sistema nervioso central.

De acuerdo con las estadísticas del Centro Nacional de Rehabilitación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, los eventos viales son la primera causa de traumatismo cráneoencefálico (cuando se trastorna la integridad del cerebro, lo que puede suceder por una herida cerrada o abierta) ; le ganan, incluso, a las heridas por arma de fuego, golpes y caídas. Como consecuencia de los choques por la parte posterior de los automóviles, es común el "síndrome de latigazo" cervical. Tampoco faltan las lesiones músculo-esqueléticas y viscerales, al igual que las fracturas y las amputaciones (si no hay posibilidad de "resucitar" el miembro vulnerado).

 

"El objetivo de la rehabilitación es la restauración óptima del paciente, tratando de independizarlo en las actividades de la vida diaria para lograr su reincorporación a la sociedad, a la comunidad y a la familia", describe Bolaños.

 

"Pero también es cierto que los individuos con traumatismo cráneo-encefálico generalmente presentan daño orgánico cerebral de leve a moderado, acompañado con lesiones músculoesqueléticas y, en muchos casos, secuelas psiquiátricas irreversibles". Es común que las personas queden con problemas para su funcionamiento cotidiano.

 

Por favor, no pierda la cabeza en la carretera. "No podemos cambiar lo que pasó, pero podemos cambiar lo que va a pasar ahora. Si hacemos lo mejor que podamos, pase lo que pase será para mejor." Fundavice

 

FUENTE: 
El Nacional, lunes 11 de abril del 2005 / No pierda la cabeza en la carretera (II) / Artículo

Fundación Víctimas de la Insensatez de Conductores Ebrios (Fundavice) / Libro de visitantes / Testimonios

www.fundavice.org/Mas/Nacional1.aspx

 

 


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
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